Subida desde Segovia a Navacerrada: la crónica de una aventura con historia

El equipo original de la subida a navacerrada, en 1985. Foto: Luis Alonso

 

Llega la navidad y en unos países se tiran a aguas heladas, en otros se lanzan desnudos a la nieve... En Segovia, desde hace casi 30 años, se comente también una  "locura": un ascenso invernal a Navacerrada. Y uno de los "locos" nos lo cuenta. 

El equipo que continuó la tradición este 2014, 29 años después de que se iniciara. Foto: Luis AlonsoEl equipo que continuó la tradición este 2014, 29 años después de que se iniciara. Foto: Luis AlonsoEl malísimo tiempo del domingo pasado, con temperaturas bajo cero, agua, nieve y ventisca en el Puerto, no arredró a un grupo de amigos que, emulando a otros de hace 29 años, decidieron hacer la Subida al Puerto de Navacerrada para despedir el año de una forma original, esforzada y haciendo lo que más gusta a los corredores populares: correr. Y en efecto, como hace 29 años, cuando el reloj del Ayuntamiento daba las 8 campanadas, un nutrido grupo de 19 corredores iniciaron la aventura con una lluvia fina y penetrante sobre sus cabezas.

Salieron de la Plaza Mayor, siguiendo por la Calle Real para coger el Acueducto y seguirlo hasta la salida de Segovia hacia La Granja. Como siempre, a la altura del Acueducto se junta algún “corredor tardío”, que todavía no se ha acostado. Aunque ve claro que puede ir a ese ritmo, a los 10 metros se para agotado con el botellón en la mano…

Se sigue más o menos en grupo hasta La Granja y Valsaín, donde se rompen las hostilidades. Es más seguro ir de uno en uno en la subida al puerto que ir en grupo. Con una subida muy exigente de casi 8 kilómetros que no tiene descanso ni recuperación al no ceder la pendiente en todo el trayecto, los corredores populares iniciaron la subida. Hacia la mitad, empezó a nevar de una forma copiosa que supuso que nuestro buen amigo Mariano y sus compañeros se tuvieran que emplear a tope con las quitanieves para evitar que la nieve se acumulara en la carretera. Arriba del puerto y muertos de frío ya estaban los acompañantes para recibir con todos los honores a los que consiguieron llegar.

Fotos, agua, zumos, caldo, el calor de los vehículos y el calor de las personas, además de muchas miradas de extrañeza de montañeros perfectamente equipados que de repente veían a gente en mallas y camiseta corriendo en mitad de la ventisca, fue el premio que recibieron los agotados corredores.

Y luego, como siempre, lo más importante: Los huevos fritos con puntilla, chorizo y patatas, con mucha cerveza en el desayuno de hermandad, para recuperar fuerzas, sensaciones y recuerdos. Y… ¡A pensar en el próximo año!

Al ser un proyecto espontáneo de encuentro de todos los corredores populares de Segovia, nunca ha habido un organizador oficial, por lo que hay que dar las gracias a: Félix y a Marisa que estaban puntualitos a las 7:45 h. en la salida y que se presentaron en el camino verde con un chocolatito y churros para entrar en calor y subieron hasta el puerto para traer a corredores; a Nano por recoger en la salida las bolsas de los corredores y llevarlas hasta la llegada; a Alberto que llevó su coche e hizo unas fotos espectaculares; a Alberto Sanz que también llevó un coche y estuvo asistiendo en los avituallamientos, a Luisete que aunque no pudo participar corriendo, estuvo animando con el optimismo contagioso que le caracteriza; a Javi que nos llenó los coches con zumos, agua y demás y que se preocupó de tenernos informados a todos con sus whatsapp; a Merce Sol y Juli, la primera muy veterana, las otras dos muy nuevas que animaron encantadas y llevaron litros de caldo calentito que vino fenomenal a los corredores; a Pepe que llevó su coche a la llegada para traer a corredores; a Cholo que organizó gente, coches, la vuelta, a… seguro que alguien no está pero que se dé por reconocido en estas líneas, ya que le esperamos al año que viene pues no puede faltar nadie.
 

Un poco de historia

Esta prueba se inició en el año 1985. Entonces no corría ni mucho menos tanta gente como ahora, pero había un grupo de 5 personas que veía que en otras ciudades celebraban las Navidades metiéndose en el hielo, nadando en aguas heladas y, pensando hacer algo original, decidieron subir al Puerto de Navacerrada desde la Plaza Mayor, dejando marcado un circuito auténtico que se ha seguido todos los años. Volvió a hacerlo el mismo grupo al año siguiente y luego se dejó de hacer.

Se recuperó otra vez con impulso en el año 1996 con una participación mucho más numerosa. En estos años, Ángel nos llevaba un diploma “artesano” para los que finalizaban y entregaba unas medallas muy valiosas a los primeros: chapas de las tapas de botes de tomate.

El espíritu de la carrera sigue siendo juntarnos todos los corredores populares un día al año y correr de forma lúdico-festiva, cada uno la distancia que le parezca bien. Lo importante es participar del evento con ganas de colaborar y pasarlo bien. Al año que viene, volvemos.

Por: Fernando Cuesta Albertos